Quizás muchos usuarios hayan leído en algunos artículos las abreviatura «API». Por ejemplo, que Oracle demandó a Google por el supuesto uso de su API de Java en la creación de Android. (Oracle perdió el caso). La abreviatura viene del término en inglés Application Programming Interfaces (Interfaces de programación de aplicaciones) en pocas palabras, una API es una especificación formal sobre cómo un módulo de un software se comunica o interactúa con otro. En otras palabras, las API son un conjunto de comandos, funciones y protocolos informáticos que permiten a los desarrolladores crear programas específicos para ciertos sistemas operativos. Las API simplifican en gran medida el trabajo de un creador de programas, ya que no tiene que «escribir» códigos desde cero. Estas permiten al informático usar funciones predefinidas para interactuar con el sistema operativo o con otro programa. Desde el show HowStuffWorks señalan que le usuario nunca ve las API en pleno proceso de trabajo pero sí detalles de sus acciones. La API es una interfaz o rostro que sólo da la cara al software. Es decir, el el usuario no ve eso. Con las API, las aplicaciones como Facebook, Twitter, y Candy Crush se pueden comunicar entre ellas sin que el usuario tenga que intervenir o incluso, percatarse. Por ejemplo, cuando el usuario compra entradas a través de la página web de una sala de cine e introduce la información de su tarjeta de crédito, la web usa una API para enviar dicha información de forma remota a otro programa que verifica si los datos bancarios son correctos. Una vez que se confirma el pago, la aplicación remota envía la información al sitio web del cine y le da un «OK», por lo que esta página emite los tickets. En todo ese proceso, el usuario solo ve una cara del proceso, la página del cine, pero tras bambalinas hay muchas aplicaciones que se están comunicando gracias a las API. Tambien podemos definir a las API como una de las formas más comunes en que las empresas de tecnología se integran entre sí. Los que proporcionan y utilizan API se consideran miembros de un ecosistema empresarial. Por ejemplo, las compañías de redes de transporte como Uber y Lyft permiten que los desarrolladores externos aprobados ordenen directamente viajes desde sus aplicaciones. Esto permite a las empresas ejercer el control de calidad al seleccionar qué aplicaciones tienen acceso a la API y les proporciona un flujo de ingresos adicional.